Escasamente hace unas horas acabé de ver «The Mandalorian», la nueva serie de Disney en el universo de «Star Wars» creada por el visionario Jon Favreau («Iron Man», «Chef»).
Esta serie llega en un momento clave. Ante la montaña rusa de opiniones sobre los últimos episodios de «Star Wars», Disney apostó por un nuevo formato en la pequeña pantalla. Ha encontrado en este tipo de productos la gallina de los huevos de oro, por eso ha renovado por dos temporadas más la exitosas serie.
«The Mandalorian» cuenta la historia de un cazarrecompensas que sufrirá un giro en su vida cuando se encuentra con una responsabilidad que no puede eludir.
Una trama a primera vista sencilla que conforme avanzan los capítulos se va haciendo más interesante. Y digo sencillo porque en esa sencillez está la belleza que ha provocado el éxito de la serie. No busca ser épica con mil rayos lásers y peleas increíbles, simplemente expandir el universo mediante una buena trama.
Además, el estilo western con el que se le ha dotado ha sido respetado por todos los directores de los capítulos, digno de admirar. Esa melodía que recordaba por algunos momentos al duelo de «El feo, el bueno y el malo» hacía que este «mando» me recordase a Clint Eatwood en ciertos momentos.
Por otro lado, los personajes completan cada uno su propio arco, desde los protagonistas hasta los secundarios.
En primer lugar, «Mando» gana terreno con ese aura misteriosa que provoca mediante una personalidad callada y anónima. Además, el hecho de ser profesional y solo centrarse en su trabajo hace que queramos saber más de él y de su credo como mandaloriano. Actoralmente, nadie duda de Pedro Pascal («Kingsman: El círculo de oro», «Narcos») y de su característica voz latina, una gran elección para darle el testigo protagónico.
Por otro lado, esa «responsabilidad» que revuelve a toda la galaxia es el elemento más hermoso de la serie, nadie puede decir que no nos ha ganado los corazones. Otorga el punto de comedia con su traviesa actitud. Además, ver la química de la relación que tiene con «Mando» nos hace conectar más con los personajes.
Finalmente, hay secundarios muy interesantes. Me gustó mucho ver a Carl Weathers («Rocky, Rocky IV) de nuevo en la ficción con un personaje tan bien aprovechado. Además, vi a Gina Carano («Deadpool») como una de las revelaciones de la serie en ese papel tan rudo con una historia en la que deberían de profundizar en las próximas temporadas.
Finalmente, el apartado visual es sorprendente.
Pensaba que, como no se trataba de un episodio «Star Wars» estrenado en cines, se vería más limitado en ese aspecto (algo normal). Pero no es así, los efectos especiales son de sobresaliente y no destacan en ningún momento, dignos de la pantalla grande. Además, la utilización de diseños físicos como prótesis, maquillajes o el mismo entorno, hace que te metas mucho más de lleno en la historia sin un uso abusivo del CGI. El equilibro perfecto entre CGI y físico.
En conclusión, «The Mandalorian» es ese western galáctico que no os podéis perder, seáis fans de «Star Wars» o no. Una franquicia totalmente independiente que busca crear su propio camino lejos de los Skywalker. Esperemos que esta sea la primera piedra de nuevas historias en una galaxia aún por explorar. Como dicen los mandalorianos: «Este es el camino».